martes, 18 de octubre de 2016

De clérigos de armas tomar y otras cosas de la calle del Potro, Baños de la Encina

Hubo, además, más casos de muerte por arma de fuego en la villa. Los Mármol Galindo estuvieron relacionados con dos casos más. En uno de ellos aparece Juan del Mármol Galindo como víctima de un carabinazo, obra de un recaudador de “millones”. Un año antes Gregorio del Mármol Galindo, clérigo de Epístola estuvo implicado en la muerte de un vecino:

“De dos alcabuzazos, en esta villa en la calle que llaman del Potro, como a ora de las una del día poco, más o menos.”

Las espadas y estoques eran también armas mortíferas, La falta de alumbrado público, carencia propia de la época, hacia que la noche fuese un momento apropiado para llevar a cabo venganzas y encerronas. En enero de 1680, hacia las tres de la madrugada, murió a estocadas Pedro García, también en la calle del Potro.
En los inventarios del siglo XVII y primer tercio del XVIII, aproximadamente, aparecen frecuentemente las espadas, poco aptas para defenderse en despoblado, así como las dagas, En el ámbito de la sierra las armas de fuego eran más apropiadas para repeler un posible asalto. Particularmente las armas cortas. El prior de la iglesia parroquial de Baños, Dr. Don Melchor Blanca de la Cueva poseía:

“Una pistola de cuatro cuartas de largo de cañón, con sus volsos para la munición y una taleguilla para la pólvora… para postas. Así como otros utensilios para ésta.

Un pistolete pequeño.

Un cuchillo de monte grande y otro pequeño, ambos en la misma vaina.

La espada de mis abuelos que es de estima por ser de Vilbau, de las viejas y de marca, ésta ba de mayor a mayor (de primogénito en primogénito).”

No hay duda de que el mencionado clérigo estaba bien pertrechado ante cualquier eventualidad.

“Algunas notas alrededor de un caso de bandolerismo en Baños de la Encina”, Ángel Aponte Marín.



Autor fotografías: Antonio Antolín y José María Cantarero

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